martes, 16 de mayo de 2017

Soneto de Enfero

Mirando si es azul, cierra la tarde
sin banda, sin guitarra, todo suena
como infinito arpegio se serena
el sol que en su caída, grita y arde.

La música resuena en un alarde
de vida y laxitud, quita la pena
y Juan ocupa el centro de la escena
para que la memoria se la guarde.

Cómo quisiera estar en esa playa
donde las caracolas son las nota
que se estrella en el alma y te desmaya.

El mar se desmorona gota a gota
el hombre que musita suave, calla,
mientras vuela en el fondo una gaviota.

(Para mi amigo Juan Calle, por la palabra y la música)