domingo, 19 de febrero de 2017

Cómodos plazos. Con Jesús Márquez

Cancela mi cuenta de entre tus piernas
que los intereses no son rentables
y prefiero mi pasión cuando inverna
a un balance mensual desfavorable.

Tuerce tu mirada hacia otro ocaso
que mi seguro de vida ha vencido
y me he dispuesto a dormir al raso
para buscar los sueños que he perdido.

Devuélveme el corazón que te di
para pagarlo en cómodos plazos
a un futuro al que se lo pedí
hipotecándome con tus abrazos.

Dame la llave de mi amanecer,
he de quitar polvo de mis ojeras
y volver a echarme a perder
recostándome sobre las aceras.

Desengáñame de la voz del beso
conque susurraste en mi paladar
para poner a cubierto los huesos
que me calaste sin asegurar.

Devuélveme el corazón que te di
para pagarlo en cómodos plazos
en el futuro que te prometí
en la frontera de tus arañazos.


© Juan Calle & Jesús Márquez

Poemas sin alma. Con Ángel Arroyo

Cruzan nubes pasajeras,
nómadas cual por azar,
ahora que nadie espera
cuando quiero regresar.

Algunas veces, el viento
dibuja en mi ventana
algún rostro sin acento
con su máscara pastrana.

Escapo para perderme,
no sé muy bien de qué huyo.
Puede que no quiera verme,
me mezclo en el barullo.

Surgen poemas sin alma
de algún autor a saldo
que no proporcionan calma,
sólo adoban el caldo.

Oigo canciones de urgencia
en los bares clausurados,
inquisitiva abstinencia
de quien maneja los dados.

La razón se aletarga
hasta mejor ocasión,
regreso libre de carga:
no soy mi peor opción.


© Ángel Arroyo & Juan Calle

Ronda del buscador. Con Hugo Toscadaray

Una sonrisa oculta
en una mañana inculta
tras un bosque de miradas.
La verdad es el momento,
la mentira es lamento
y morir, al final, nada.

Una caricia encendida
sobre la tierra dormida
no es caricia, es llamarada.
Y todo el dolor del mundo
huye, por este segundo,
de la vida enamorada.

Trasnochar con el relente
o morirse de repente
sin noticias de tus besos,
contamina mi esperanza
de ejecutar la venganza
de mis deseos aviesos.

Alquilé naves ignífugas
pero la fuerza centrífuga
las hundió al horizonte
y aunque mi destino náutico
sea tan gris y tan cáustico
no me pierdo en un apronte.

La vida es como un tango,
como un blues, como un fandango,
es sentir hasta la muerte,
y es seguir a contrapelo,
porfiado el beso y el vuelo,
aunque me falle la suerte.

Porque tu ausencia me toca
en el centro de la boca,
al mundo ya ni lo siento.
Paga, pues, cada recibo,
el arancel de estar vivo
y olvídate de lamentos.


© Hugo Toscadaray & Juan Calle

sábado, 18 de febrero de 2017

Perro traidor. Con Isi Misteriah

Letra: Isi Misteriah & Juan Calle. Música: Misteriah.


Marcado por la tentación,
tatúas sendas de traición
en las venas rasgadas de tu voluntad.
Donde se perdió tu cruel ambición
por dominar la maldición.

Ya nadie quiere caminar contigo,
cheque al portador del olvido.
Y tu opinión no cuenta ya,
eres un vacío nada más,
compañero esquivo de las malas noches.

Taquígrafo del corazón
que contaminas el rencor
no mereces una sola palabra
para sentenciar tu alma.

Tú, perro traidor,
no conoces perdón.
Tú, pobre perdedor,
que a la luna no ladró,
no te arrepentirás
mas no hay marcha atrás.

¡Eh, perro traidor,
vil fausto de Satán,
no mereces perdón,
sufre en tu soledad!

Derramarás al recordar
tus lágrimas de sal,
lamentarás tu deslealtad:
Nö has de morder
manos que dan de comer.

Tú, perro traidor,
no conoces perdón.
Tú, pobre perdedor,
que a la luna no ladró
no te arrepentirás
mas no hay marcha atrás.

¡Eh, perro traidor,
vil fausto de Satán,
no mereces perdón,
sufre en tu soledad!

sábado, 11 de febrero de 2017

El más bello libro inacabado, con Lucía Domínguez

Versos que vuelan libres
por las páginas en blanco
de tu biografía
y llegan como
álgidas caricias
que siegan el aliento
con su calor alípede
música que resuena,
rielando horquillas argentinas
sobre este corazón,
ahora gozoso,
celebrando puntos
sobre insignes íes
suspensivas
que puntualizan
los ecos del ego
en caricias puntuales
pasada la página
que el marcador delataba
al ocaso de una mocedad.
Sin ablación de palabras tardías,
sin afasias,
inventando un nuevo lenguaje
de sílabas menguantes,
íes y puntos,
sin meandros ni circunloquios.
Lenguaje que se mete en la piel
y camina dentro de ella
por las venas de las palabras;
sístoles de vocales
y diástoles en consonancia
a lomos de un libro.
Un libro que reclama
caricias sin aliento
ni faltas de ortografía.


© Lucía Domínguez & Juan Calle